Partido Comunista del Trabajo de España
A día 9 y 10 de Julio de 2016.
EL BREXIT
El brexit (comúnmente
abreviado como Brexit, a partir de las palabras inglesas “British Exit”, o lo
que es lo mismo, "salida británica”) es producto de las contradicciones
no-antagónicas interimperialistas. El brexit nació como un choque de intereses
entre las capas de la burguesía británica que no estaba interesada de la
permanencia en la Unión Europea (llamémosla burguesía "no-europea”), en
contraposición a la burguesía que tenía más intereses en el mantenimiento del
estado británico dentro de la organización imperialista supranacional mejor
conocida como Europa (denominémosla en este caso también como la burguesía
“pro-europea”). La burguesía británica al verse en la situación en la cual no
puede hegemonizar el Mercado Común Europeo decidió abandonar tal organización y
“arreglárselas” ella misma, con mayor autonomía (y por lo tanto mayores
ganancias), para explotar a los trabajadores de su país y oprimir al resto de
pueblos de la esfera planetaria. Hemos de recordar, que el estado imperialista
británico siempre ha sido un miembro parcial o incompleto respecto a Europa,
debido a que ha sido una potencia imperialista relativamente grande que siempre
ha preferido asumir mayor independencia para así obtener mayores ganancias. He
ahí el nacionalismo británico, en el imperialismo inglés como potencia
colonial.
La participación en el
Brexit ha sido de un 72.2 por ciento, menos que tres cuartos (75%) de la población votante.. La negativa
a participar por parte de unos sectores de la población hemos de considerarla
siempre teniendo en cuenta la dinámica de la lucha de clases. La clase obrera
británica hasta ahora (y al menos que nosotros conozcamos) carece de su partido
de vanguardia, y las elecciones reflejan el índice de madurez de la clase
obrera. Muchos millones de revolucionarios y trabajadores británicos desconfían
en la democracia burguesa, y la gran parte de estos, saben que su situación
jamás variará bajo el sistema capitalista.
La victoria por parte de
Dejar la Unión Europea ha sido muy ajustada, de un 51.9 por ciento. Esta
victoria se debe a nuestro juicio a la siguiente táctica “astuta” que ha
llevado a cabo la burguesía “no-europea”. Cuando a la burguesía mayoritaria le
convenía la Unión Europea fue presentada por la misma burguesía y sus lacayos a
las masas trabajadoras prometiendo con ella mejoras materiales, con una
ampliación y profundización de las libertades democrático-burguesas, el también
famoso "estado del bienestar", etc. Pero estas promesas vacuas han
sido refutadas por la propia realidad material y cultural en la que se encuentran
las masas trabajadoras británicas. Unas masas trabajadoras que dentro del
putrefacto mundo imperialista sufren las leyes anárquicas fruto del capitalismo
agonizante. Pues una vez más asistimos al espectáculo de la mentira y la
falsedad que son comunes a toda sociedad dividida, donde existen explotadores y
explotados con intereses opuestos. Debido a la exacerbada explotación en la que
se encuentran las masas trabajadoras británicas y al comprobar con su propia
vida el bluf que supone las supuestas mejoras que venían en el “pack europeo”,
comenzaron una vez más a darse cuenta de lo que suponían las palabras de la
burguesía, y antes de que esta energía fuese aprovechada por alguna
organización comunista, la burguesía se adelantó y en coordinación con sus
intereses financieros rompió con Europa efectuando una enorme agitación y
demagogia a bombo y platillo sobre dejar Europa. Por ello mismo la burguesía
autóctona británica "no-europea" ha tenido relativa facilidad [y
subrayamos relativa, por la cuestión de la ajustada victoria] a la hora de
influir en parte de las masas trabajadoras.
En lo tocante a los
revisionistas, podemos ver varios hechos que a nuestro entender hemos de
retractarlos una vez más como harían nuestros clásicos. Hay que hacer ver que esta
escoria pretende liquidar la misión histórica en la que está encomendado a
realizar el proletariado revolucionario.
Podemos ver como
diversos revisionistas maoístas y los eurocomunistas (hoy día fusionados con la
socialdemocracia) hacen un tremendo revuelo y apología respecto a la Unión
Europea, resaltando que la Unión Europea es transformable en una Unión Europea
de los pueblos, y un largo etc. de patrañas que divulgan estos predicadores sin
escrúpulos. Pese a la tozuda realidad siguen defendiendo una Unión Europea que
ellos denominan verde y socialista, pero que en contenido es y siempre será,
roja de tipo reaccionaria, bañada en sangre y sudor proveniente de los
trabajadores y de los revolucionarios. Lenin fue explícito en cuanto a la
consigna de Europa:
“Desde el punto de vista
de las condiciones económicas del imperialismo, es decir, de la exportación de
capitales y del reparto del mundo por las potencias coloniales
"avanzadas" y "civilizadas", los Estados Unidos de Europa,
bajo el capitalismo son imposibles o son reaccionarios.” (La consigna de los
estados unidos de Europa)
Para nosotros la abierta
implicación de esta clase de revisionistas en una plataforma imperialista no
nos supone sorpresa alguna. Solo para haraganes y charlatanes como ellos que se
dedican a tragar literatura revisionista y burguesa puede suponer una mala
digestión, ya que en el Movimiento Obrero y Comunista se sabe sobradamente que
el comunismo siempre ha sido irreconciliable con esta clase de plataformas.
Pero solo es otro testimonio más dentro de su historial de traiciones a los
pueblos trabajadores de Europa, es otro testimonio que se suma a la “mochilita”
de Cayo Lara y esta clase de revisionistas.
“Los partidos
revisionistas de Italia, Francia, España y los otros partidos de la corriente
eurocomunista se han transformado actualmente en fuerzas políticas
proimperialistas, que por su línea y sus acciones no se diferencian en nada de
los partidos burgueses de estos países. Tomemos su actitud hacia la OTAN y el
Mercado Común Europeo que representan dos de las bases políticas, económicas y
militares en las que se apoya y a través de las cuales se realiza la dominación
de la gran burguesía europea y la hegemonía del imperialismo norteamericano en
Europa.” (Eurocomunismo es anticomunismo)
“El Mercado Común
Europeo y la Europa Unida, esta gran unión de los monopolios capitalistas y de
las sociedades multinacionales para explotar a los pueblos y a las masas
trabajadoras de Europa y del mundo, son para los eurocomunistas una «realidad»
que debe ser admitida. Pero admitir esta «realidad» significa admitir la
supresión de la soberanía y de las tradiciones culturales y espirituales de los
diversos países europeos en favor de los intereses de los grandes monopolios,
la liquidación de la personalidad de los pueblos europeos y su transformación
en una masa de oprimidos por las multinacionales, dominadas por el gran capital
norteamericano.
Las consignas de los
eurocomunistas de que su participación en «el parlamento y en los otros
organismos de la comunidad europea conducirá a la transformación democrática» y
a la creación de una «Europa de los trabajadores», son puro engaño y demagogia.
Tal como la sociedad capitalista de cada país no puede transformarse en una
sociedad socialista a través del «camino democrático», Europa tampoco puede
llegar a ser socialista a través de los discursos que los eurocomunistas
pronuncian en las reuniones propagandísticas del parlamento de la Europa Unida.
Por eso la actitud de los eurocomunistas hacia el Mercado Común Europeo y la
Europa Unida es una actitud propia de oportunistas y esquiroles, que emana de
su línea de reconciliación de clase y de sumisión a la burguesía, y tiende a
desorientar a las masas trabajadoras, contener su ímpetu combativo en defensa
de sus propios intereses de clase y los de la nación entera.” (op. cit.)
Los comunistas
consideramos que el Brexit no conducirá a un avance material ni cultural de los
obreros y las masas populares británicas, y por lo tanto, no seremos tal
estúpidos como para caer en el juego de la burguesía “no-europea” británica y
considerar un avance de la clase obrera, análisis que resulta ridículo, ya que
carece de una base teórica real y objetiva, y, en relación con cruda realidad
que padecen los pueblos europeos, triste a su vez. Pero, no obviamos que el
Brexit conduce al debilitamiento de las potencias interimperialistas por sus
propias contradicciones, y en este sentido, hemos de tratar de utilizar las
contradicciones entre nuestros enemigos como reservas indirectas de la revolución
para acabar con la explotación del hombre por el hombre en el mundo. Pero sin
convertirnos en propagandistas de la burguesía, como ya avisaron los maestros
del marxismo-leninismo.
La historia la escribe
la clase obrera y los campesinos, y el motor de esta historia, es la lucha de
clases. El proletariado y la burguesía en esta lucha asumen una posición
independiente. El resto de fuerzas no son más que el reflejo de una de estas
dos fuerzas. Los revisionistas y la socialdemocracia son salvoconductos del
imperialismo, pero nunca, podrán asumir ningún papel independiente y jamás
podrán efectuar ningún cambio radical, que no salga de los márgenes que le
impone la burguesía imperialista. Y esta explicación general, podemos ver como
se concreta comparando la realidad griega y británica. Como Syriza ha sido
incapaz si quiera de realizar un referéndum (ya que cuando la burguesía habla,
sus vasallos callan y obedecen), de mientras que la burguesía imperialista
británica en varios dias ha conseguido lo que jamás conseguirá ningún
revisionista europeo: desgajarse de Europa (ni realizar un referéndum) sin
aprobación de la burguesía a la que obedece.
Solo los
marxistas-leninistas dirigiendo al proletariado, y este, a toda la clase obrera
y el pueblo trabajador puede realizar el único cambio radical que se necesita
históricamente. Establecer la dictadura del proletariado, crear un frente
antiimperialista mundial contra el imperialismo europeo (entre otras
plataformas imperialistas) y construir el comunismo a nivel mundial. Como ya
dijimos en nuestro anterior pleno “Sin dictadura del proletariado, no hay
antiimperialismo consecuente”.
LA FASCISTIZACIÓN EN EL MUNDO
La fascistización es un
proceso global que está ocurriendo en la mayor parte del mundo “civilizado” conforme se agudiza la crisis del imperialismo, cuya bandera
hoy es la crisis de los refugiados, que los medios cada vez muestran con menos
ganas, si acaso se dignan en mostrarla. Pero para empezar, el P.C.T.E. tiene
que definir correctamente el concepto “fascistización”, pues ha sido objeto de
numerosas tergiversaciones. Y ello pasa por comprender correctamente el
fascismo, su carácter de clase y los motivos de su aparición.
“El fascismo en el
poder, camaradas, es, como acertadamente lo ha caracterizado el XIIIº Pleno del
Comité Ejecutivo de la Komintern: «La dictadura terrorista abierta de los
elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital
financiero». (Komintern; XIIIº Pleno del Comité Ejecutivo de la Komintern,
1933) La variedad más reaccionaria del fascismo es la de tipo alemán. Tiene la
osadía de llamarse nacionalsocialismo, a pesar de no tener nada de común con el
socialismo. El fascismo alemán no es solamente un nacionalismo burgués, es un
chovinismo bestial. Es el sistema de gobierno del bandidaje político, un
sistema de provocaciones y torturas contra la clase obrera y los elementos
revolucionarios del campesinado, de la pequeña burguesía y de los
intelectuales. Es la crueldad y la barbarie medievales, la agresividad
desenfrenada contra los demás pueblos y países.” (Georgi Dimitrov, La
clase obrera contra el fascismo, 1935)
Por esto, la
fascistización no es exactamente la sustitución del régimen democrático burgués
por la dictadura abierta y terrorista de la burguesía. En su lugar, es una
táctica de la burguesía debida a la debilidad de un movimiento obrero guiado
por los sindicatos amarillos y los partidos revisionistas en la fase actual de
desarrollo imperialista. Esa táctica consiste en la aprobación de medidas que
violan los derechos de los pueblos (derechos de papel mojado en el capitalismo)
de forma sistemática y desvergonzada, mientras se mantiene el régimen
parlamentario burgués, la democracia burguesa, capitalista, sin sustituirla por
el inseparable parlamentarismo de partido único que posee el fascismo. Y ésto
se hace para fortalecer la dominación de la burguesía, todo en apariencia
claro, pues el propio desarrollo del capitalismo fortalece al sepulturero
proletario del régimen burgués. La fascistización es la tendencia general de la
dominación “pacífica” de la burguesía a estrategias fascistas albergadas en la
democracia burguesa ante el “peligro” de la explosión en su cara de las
contradicciones internacionales del imperialismo en su actual grado de
desarrollo.
“El desarrollo del
fascismo y la propia dictadura fascista revisten en los distintos países formas
diferentes, según las condiciones históricas, sociales y económicas, las
particularidades nacionales y la posición internacional de cada país. En unos
países, principalmente allí, donde el fascismo no cuenta con una amplia base de
masas y donde la lucha entre los distintos grupos en el campo de la propia
burguesía fascista es bastante dura, el fascismo no se decide inmediatamente a
acabar con el parlamento y permite a los demás partidos burgueses, así como a
la socialdemocracia, cierta legalidad. En otros países, donde la burguesía
dominante teme el próximo estallido de la revolución, el fascismo establece el
monopolio político ilimitado, bien de golpe y porrazo, bien intensificando cada
vez más el terror y el ajuste de cuentas con todos los partidos y agrupaciones
rivales, lo cual no excluye que el fascismo, en el momento en que se agudice de
un modo especial su situación, intente extender su base para combinar sin
alterar su carácter de clase la dictadura terrorista abierta con una burda
falsificación del parlamentarismo.” (Georgi Dimitrov, La clase obrera
contra el fascismo, 1935).
La fascistización es por
lo tanto un resorte de la burguesía, de la democracia burguesa, para saltar
hacia el fascismo cuando huele el peligro. Son medidas preventivas
antipopulares.
La fascistización no es
una fase especial del imperialismo. Es, como el fascismo, una táctica de
gobierno que se da en un determinado momento y de la que se puede volver a la
democracia burguesa según evolucione la situación de la dominación capitalista.
El fascismo se da cuando la burguesía o su dominación peligra, mientras que la
fascistización se da en el caso contrario: cuando no parece que nada se le
puede oponer por la disgregación del movimiento obrero por culpa del
revisionismo y el oportunismo que pone huevos cual larva en su seno, mientras
la burguesía es amenazada por un “peligro extranjero”. Stalin nos da una mejor
definición de este problema:
“La victoria del
fascismo en Alemania no sólo debe ser consideraba como un síntoma de la
debilidad de la clase obrera y como una consecuencia de las traiciones
cometidas contra la clase obrera por la socialdemocracia. Debe ser considerada,
también un indicio de la debilidad de la burguesía, como un síntoma de que la
burguesía no está ya en condiciones de dominar por los viejos métodos del
parlamentarismo y de la democracia burguesa, en vista de lo cual se ve obligada
a recurrir, en la política interior, a los métodos terroristas de gobierno;
como un síntoma de que ya no está en condiciones de hallar una salida a la
situación presente sobre la base de una política exterior de paz, en vista de
la cual se ve forzada a recurrir a la política de guerra”. (Iósif
Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Informe en el XVIIº Congreso del Partido
Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, 1934).
El fascismo es un
síntoma, pues, del imperialismo. Es el sistema en que se cobija la burguesía
cuando está débil durante la fase superior del capitalismo, el imperialismo. La
fascistización no es un producto de debilidad de la burguesía, sino un pavoneo
de su situación privilegiada ante un movimiento obrero aún más disgregado que
el que se encontró en el triunfo del fascismo. La fascistización es la
democracia burguesa “traumada” por la agudización de las contradicciones
inherentes al imperialismo. El fascismo es su respuesta desesperada ante un
movimiento obrero fuerte, incluso si no está guiado por el marxismo-leninismo
sino sólo por el antifascismo.
Claro está que ese
movimiento, por muy unido que estuviese, sin estar guiado por el Partido
leninista, no podría jamás consecuir los intereses radicales del proletariado y
las masas trabajadoras. Pero sí podría, en una situación de lucha, encabezar un movimiento por la defensa de la democracia burguesa cuando el Partido proletario está débil. Así se facilitarían las condiciones de vida del Partido y su crecimiento sería más rápido y sencillo que en el fascismo. Al contrario que la desviación anarquizante de Enrst Thällmann, a nosotros no nos da igual la forma de dominación de la burguesía, pues somos leninistas.
La fascistización se da,
sin embargo, cuando la clase obrera está más alienada. La fascistización es la
democracia burguesa disfrazada de fascismo. ¿Es el fascismo el resultado de la
fascistización? Sólo si ante ésta se erige un movimiento obrero sólido y
peligroso para la dominación apacible de la burguesía.
La fascistización tiene
uno de sus rasgos en el resurgir del nacionalismo más rancio, que en muchos
casos se acompaña de su inseparable colaboradora, la religión. La religión,
como el nacionalismo, pretende que explotados y explotadores colaboren contra
“enemigos” que son diferentes a su creencia, y que también comprenden tanto a
explotados como a explotadores. Son un obstáculo para la unión de los
explotados contra los explotadores. Y este rasgo es común al nacionalismo y al
patriotismo burgués. Pero para más “inri”, la religión pretende con su
idealismo sustituir la acción de las masas trabajadoras por la de los “dioses”
y “espíritus”. Es la ideología de la pasividad y el concesionismo a los
explotadores.
No cabe extrañarse de
que ejemplos de fascistización como Donald Trump o el caso del sistema
republicano burgués de Polonia se fundamenten en un amor profundo por le
religión. También el ISIS lo comparte, aunque por una religión diferente.
El P.C.T.E. llama a los
pueblos contra el nacionalismo burgués y pone de manifiesto que sólo la lucha
de los obreros contra los explotadores, lucha que se comparte en todas partes
del mundo, es la garantía de su liberación del yugo del capitalismo. Sólo con
destruir este yugo mediante la dictadura del proletariado y el socialismo
proletario se puede conseguir la emancipación de los pueblos, que nunca viene
de la mano de los explotadores y los burgueses.
LA COMPETENCIA INTER-IMPERIALISTA
Nos vemos obligados a
esbozar un cuadro (por ahora algo simple) de este fenómeno actualmente para
completarlo en nuestro Congreso.
Como decía Lenin, el
imperialismo se caracteriza no por la búsqueda de nuevas materias primas
(colonialismo) sino por la lucha por su re-repartición. Es una guerra constante
de rapiña por las fuentes de materias primas del resto de países imperialistas.
Antes de continuar, tenemos que definir qué hace un país sea imperialista.
Lenin establecía los siguientes puntos para considerar a un país como
imperialista:
1) la concentración de la
producción y del capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrolloque ha
creado los monopolios, que desempeñan un papel decisivo en la vida económica (y
política);
2) la fusión del capital bancario
con el industrial y la creación, sobre la base de este
"capitalfinanciero", de la oligarquía financiera;
3) la exportación de
capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una
importanciaparticular;
4) la formación de
asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se
repartenel mundo, y
5) la terminación del
reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes.
“El imperialismo es el
capitalismo en la fase de desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la dominación
de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido una importancia de
primer orden la exportación de capital, ha empezado el reparto del mundo por
los trusts internacionales y ha terminado el reparto de todo el territorio del
mismo entre los países capitalistas más importantes.” (Vladimir Lenin,
El imperialismo: fase superior del capitalismo, 1914)
El resultado más directo
del imperialismo es el capitalismo monopolista de Estado. Enver Hoxha nos lo
definía así:
“El capitalismo
monopolista de Estado representa la subordinación del aparato estatal con
respecto a los monopolios, la implantación de la dominación total de éstos en
la vida económica, política y social del país. De este modo el Estado
interviene directamente en la economía en interés de la oligarquía financiera,
para asegurar el máximo beneficio a la clase que detenta el poder a través de
la explotación de todos los trabajadores y para estrangular la revolución y las
luchas de liberación de los pueblos. La propiedad monopolista estatal, como uno
de los elementos básicos más característicos del capitalismo monopolista de
Estado, no representa la propiedad de un solo capitalista o de un grupo de
capitalistas particulares, sino la propiedad del Estado capitalista, la
propiedad de la clase burguesa que está en el poder. En diversos países
imperialistas el sector capitalista monopolista de Estado ocupa del 20 al 30
por ciento en la producción global.” (Enver Hoxha, El imperialismo y la
revolución, 1978).
Además de eso, nacieron
las multinacionales, que acompañaban a los trust y cártels como organizaciones
tipo del imperialismo. Las multinacionales promovieron la agudización de la
división imperialista (o internacional) del trabajo mediante la deslocalización
de empresas a aquéllos lugares donde eran más rentables por el menor precio de
la fuerza de trabajo. Esto ocasionó la momentánea “desproletarización” de
determinados países y la proletarización agudísima de otros. Esta situación,
con el desarrollo en los primeros casos del capitalismo basado en el ejército
industrial de reserva y la primacía del sector servicios (con lo que los
funcionarios caen en gradaciones que los dividen en estratos, pobres, medios y
ricos), se está revirtiendo poco a poco con el aumento del ejército industrial
de reserva en todos los países. De esta forma, la depauperación nunca ha dejado
de ser un fenómeno en desarrollo progresivo.
He aquí la siguiente
definición de Hoxha para las multinacionales:
“En su época, Lenin, al
analizar las formas de los monopolios internacionales, se refería a los cártels
y sindicatos. En las condiciones actuales, cuando la concentración de la
producción y del capital ha adquirido enormes proporciones, la burguesía
monopolista ha hallado nuevas formas de explotación de los trabajadores. Se
trata de las sociedades multinacionales. En apariencia estas sociedades se
presentan como propiedad común de los capitalistas de muchos países. En
realidad, las multinacionales, en lo referente al capital y al control, pertenecen
fundamentalmente a un solo país, mientras su actividad se lleva a cabo en
muchos. Ellas se amplían cada vez más mediante la absorción de pequeñas y
grandes sociedades y firmas locales que están en la imposibilidad de hacer
frente a la feroz competencia. Las multinacionales abren filiales y extienden
sus empresas a los países donde está más garantizada la perspectiva de obtener
el máximo beneficio. La multinacional norteamericana «Ford», por ejemplo, ha
instalado en otros países 20 grandes plantas industriales, en las que trabajan
100.000 obreros de distintas nacionalidades. Entre las sociedades
multinacionales y el Estado burgués existen estrechos lazos y una dependencia
mutua, que están basados en su carácter de clase y explotador. El Estado capitalista
es empleado como un instrumento al servicio de sus fines de dominación y
expansión, tanto en el plano nacional como en el internacional. Por su gran
papel económico y el importante peso que tienen en toda la vida del país,
algunas multinacionales, tomadas por separado, constituyen una gran fuerza
económica que alcanza, o supera en muchos casos, el presupuesto o la producción
de varios países capitalistas desarrollados tomados en conjunto. Una poderosa
multinacional de los Estados Unidos de América, la «General Motors
Corporation», tiene una producción industrial superior a la de Holanda, Bélgica
y Suiza juntas. Estas sociedades intervienen para asegurarse favores y
privilegios especiales en los países donde actúan. A título de ejemplo, en
1975, los propietarios de la industria electrónica de los Estados Unidos de
América exigieron al gobierno mexicano modificar el Código Laboral que
establecía algunas medidas de protección, pues de lo contrario transferirían su
industria a Costa Rica, y, para presionar, cerraron muchas fábricas en las que
trabajaban unos 12.000 obreros mexicanos. Las multinacionales son palancas del
imperialismo y una de sus principales formas de expansión. Son pilares del
neocolonialismo y vulneran la soberanía nacional y la independencia de los
países en que actúan. Dichas sociedades, para abrir paso a su dominación, no se
detienen ante ningún crimen, desde la organización de complots y el trastorno
de la economía, hasta el soborno puro y simple de altos funcionarios, de
dirigentes políticos y sindicales, etc.”. (Enver Hoxha, El imperialismo y la
revolución, 1978)
Estados Unidos se ha
afianzado con el tratado TTIP, negociado desde 2013, que provocaría que Europa
se proletarizase a pasos agigantados al igualar las normativas europea y estadounidense
en materia de comercio.
China está pasando de
ser un país al que se deslocalizaban las empresas para ensamblar sus productos
(un país dependiente) a un país imperialista tipo. Los países imperialistas son
máquinas de producir beneficios para la inversión capitalista. Su industria
fundamental es la industria ligera, y están más industrializados que los países
donde el sector clave es el turístico o terciario. Esta industria es la base
ideal para los capitalistas a la hora de engrosar el capital financiero.
Las inversiones de
capital chinas son tan voluminosas que la colocan como el tercer inversor del
mundo. Europa es el tercer destino de las inversiones (zona de influencia) del
imperialismo chino (8% del volumen total de éstas), después de Latinoamérica
(13%) y Asia (67'7%). Las inversiones en Europa, en 2013, crecieron respecto a
2011 un 2'2%, en Latinoamérica se mantuvieron iguales, y en Asia disminuyeron
un 3'7%. Las zonas de influencia menos disputadas de China son las asiáticas,
mientras que en Latinoamérica emergen todos sus conflictos imperialistas con
EE.UU. En los países latinoamericanos del ALBA la burguesía se ha dividido en
un sector auspiciado por el revisionismo autóctono, impulsado por el
imperialismo chino, y otro apoyado por el imperialismo norteamericano.
Normalmente se dividen los sectores económicos. De hecho, la situación con esto
es tan abusiva que en el principal país imperialista de Latinoamérica, Brasil,
las luchas entre facciones de su burguesía son comunes.
Estados Unidos tiene su
zona de influencia fundamental en Latinoamérica y Europa, mientras que Rusia
compite con China por ser el mayor competidor contra EE.UU. en Latinoamérica y
la pugna en Europa entre Estados Unidos y Rusia ha ocasionado, entre otras
cosas, la Guerra de Ucrania, su consecuente bipartición (Ucrania y Novorossiya)
y las sanciones de la Unión Europea ante Rusia, que fueron respondidas con una
analogía por la parte rusa. Cuando EE.UU. provocó al imperialismo europeo
contra un gigante como Rusia, lo estaba lanzando a su propia perdición, pues la
Unión dependía de las importaciones de Rusia en materia de gas y petróleo. Lo
que hizo EE.UU. fue asegurarse el mercado monopolista en Europa y dominarla
poco a poco, apagar el posible peligro de competencia que yacía en ésta.
China es el segundo país
del mundo que más inversiones recibe, justo por delante de Rusia y por detrás
de EE.UU. La exportación de inversiones es el factor que cuenta para analizar
el imperialismo, además de la fuerza militar de cada país. En general, el hecho
de que las fuerzas armadas de la Unión Europea (OTAN) dependan en cierto modo
de EE.UU. ha evitado que aquélla suponga amenaza alguna para el imperialismo
norteamericano y que siempre se halla encontrado doblegada, como un
imperialismo de apéndice al norteamericano.
Hay que aclarar, por
cierto, que el capital que tomamos en consideración es el capital financiero,
pues es la fusión del industrial con el bursátil o bancario. Es el capital tipo
del imperialismo.
2013 es el primer año en
que recientemente la Unión Europea ha tenido un menor margen de salida de
capital respecto a su entrada. Anteriormente, había diferencias positivas entre
la entrada y la salida de capital de unos 95.000.000.000 de dólares (2011), 22.000.000.000
de dólares (2012) y 4.000.000.000 de dólares (2013). Este proceso de
endeudamiento marcó y marcará su declive como potencia imperialista, que para
subsistir como tal tiene que recibir menos de lo que invierte. Ese declive está
marcando la nueva proletarización de Europa, donde muchos de sus países hasta
ahora se mantenían como “países de sector terciario”. Ahora el ejército
industrial de reserva está aumentando en todo el mundo y Europa no es una
excepción. Es curioso que quienes atacaban al marxismo con su tesis científica
de la depauperación objetiva inherente al capitalismo diciendo que ésta no
ocurría en los países imperialistas se están dando de bruces con los hechos,
pues el proceso se está re-extendiendo a todos los países capitalistas y ésto
va a marcar el renacer de la lucha abierta mundial del proletariado contra el
capitalismo y el debilitamiento de más de un eslabón de la cadena imperialista.
Lo “curioso” es que sólo
los países que pueden invertir ingentes cantidades de capital se pueden
permitir que les inviertan otras tantas en su economía sin riesgo de perder su
autonomía. Ejemplos como el capitalismo cubano no pueden decir lo mismo: son
países típicamente receptores de capital, endeudados hasta las cejas, y que no
hacen a su inversor dependiente a su vez de allá donde ha invertido, sino libre
para manipular a este tipo de países (de los que ponemos como ejemplo a Cuba),
a su antojo, tras sus intereses imperialistas, ya que su salida de capital es
nula. El caso particular cubano es el de cambio de manos de un imperialismo
(ruso) a otro (chino) y la lucha de EE.UU. por ganárselos como avanzadilla
estratégica, que se manifiesta en las recientes conversaciones entre las dos
camarillas capitalistas.
Lo cierto, sin embargo,
es que todos los países capitalistas son potencialmente imperialistas. Pero
esto depende de si la plusvalía que se produce en ellos o que la burguesía de
éstos produce en otros países les pertenece, o por el contrario pertenece a una
burguesía extranjera. Esto es lo que demarca los dos grandes grupos de países
en el imperialismo:
“... el imperialismo es
un sistema mundial de esclavización financiera y de opresión colonial de la
inmensa mayoría de la población del Globo por un puñado de países
"adelantados"” (Iósif Stalin, Fundamentos del leninismo, 1924).
Pero no cabe olvidar
(aunque le duela al maoísmo y al revisionismo en general) que la burguesía de
esos países colonizados (a la que no pertenece la extracción de capital ni en
su país ni fuera, o al menos le pertenece pero en una proporción minoritaria
respecto a la burguesía imperialista más fuerte, según qué caso), aunque pueda
querer tener más beneficios y más capital (y en cierto modo, si es fuerte,
puede querer oponerse como país imperialista a la burguesía extranjera
dominante), ve un beneficio asegurado y estable (aunque no tan magnámino) de la
explotación del proletariado autóctono por la burguesía extranjera. Por ello,
victimizarla es hacerle un flaco favor a la revolución (como nos decía Enver
Hoxha) y hacérselo en su lugar a la reacción mundial. Esta burguesía nacional
grande, y no sólo la compradora, ve en la explotación de “su” fuerza de trabajo
por el imperialismo extranjero un baluarte de “crecimiento económico” (véase
endeudamiento de “su” pueblo) y de seguridad relativamente austera, pero
estable. Claro está, que esa austeridad, tomada por burgués individual, vale
por la mejor situación de bonanza de cientos de “sus” obreros asalariados,
tomados en conjunto.
Cuando un país
imperialista invierte en las empresas de otro país imperialista, además de
potenciarlas en su actividad explotadora las hace dependientes de él y de sus
intereses. Está claro que para analizar el imperialismo no vale con
comparar las importaciones/exportaciones de mercancías, sino de capital.
El imperialismo ruso,
por su parte, en un año (de 2012 a 2013) ha incrementado su salida de capital
de 49.000.000.000 dólares a 95.000.000.000. China ha visto un incremento menor
(de 88.000.000.000 a 101.000.000.000 dólares), y EE.UU. una depreciación (de
367.000.000.000 a 338.000.000.000). Esto explica los papeles de cada cuál en
los conflictos bélicos, imperialistas, que actualmente tienen lugar, y que
EE.UU. sea el más omnipresente de todos los países imperialistas, pero que
Rusia y China estén entrando en escena.
Aunque Moscú sea más
beligerante que la “contemplativa” Pekín, el secreto de la fuerza del
imperialismo chino es meterse entre medias de los conflictos abiertos que las
dos mayores potencias militares tienen en su haber, para sacar tajada de esa
inevitable situación de guerra en el imperialismo. Como decía Hoxha, la
política del imperialismo chino era “meterse entre las dos superpotencias”. De
las tres grandes rapaces, China es el buitre. Pero ésto sólo se aplica si no
tenemos en cuenta su situación en Asia, que cuando se observa, parece que gran
parte de dicho continente es un apéndice del “gigante asiático”. Todo el
imperialismo, por muy “pequeño” que parezca comparado con las superpotencias,
no deja de ser imperialismo y por lo tanto enemigo de los pueblos. Quienes
hablan de aliarse al “imperialismo débil” le hacen un flaquísimo favor a la
revolución y a la libertad de los pueblos. En cambio, se lo hacen a los rapaces
capitalistas que aumentan sus beneficios a costa de la explotación, como no
puede ser de otra forma en este modo de producción (se pretenda reformar como
se quiera). La solución es destruir el capitalismo mediante la dictadura del
proletariado, no juguetear cual Hugo Chávez con un imperialismo u otro para
“posar” falsamente como “anti-imperialista”. Si apoyar a un imperialismo en
contra de otro -dice Vincent Gouysse- es “anti-imperialismo”, cualquier país,
incluso las superpotencias, serían anti-imperialistas. Nada más lejos de la
realidad, como se ve. Anti-imperialista, consecuentemente y no por un corto
periodo de tiempo, es la revolución socialista. La democrático-burguesa se
queda a mitad de camino y termina degenerando al capitalismo “normal”,
sucumbiendo ante uno u otro “bloque” imperialista.
De la Unión Europea, el
país imperialista más poderoso es Alemania, con una salida de capital de
58.000.000.000 de dólares. Pero militarmente es un “chiste” en comparación con
el resto de países imperialistas. Comparémoslos.
Alemania ocupa un octavo
lugar en tanto a potencia militar se refiere. Gran Bretaña ocupa el quinto
lugar, justo por detrás de la India. El tridente de países más poderosos en
términos militares es como sigue, respectivamente: EE.UU., Rusia y China.
También es interesante
analizar el peso de la moneda de cada país imperialista grande. Si comprendemos
que un país imperialista tiene muchas mayores facilidades para expandir su
capital conforme más valga su moneda, podemos entender por qué Gran Bretaña
nunca quiso reemplazar la libra por el euro. La moneda más fuerte a día de hoy
es la libra esterlina, seguida del dólar (1USD = 0'77GBP) y del euro (1USD =
0'90E). El dólar está a 63 rublos rusos, y a 6 yuanes chinos.
El P.C.T.E. no esconde
que los conflictos que sumergen en la desgracia más absoluta a los pueblos del
mundo, a la clase trabajadora y las masas trabajaodras, son causa del
imperialismo como fase superior del capitalismo.
El P.C.T.E. condena al
imperialismo como un sistema criminal con el que consecuentemente sólo la
dictadura del proletariado puede acabar, mediante la construcción del
socialismo.
El P.C.T.E. apoya todos
los movimientos de liberación nacional que existan en el mundo y anima a que
los partidos marxistas-leninistas del mundo ayuden a la creación en esas zonas
de una vanguardia leninista autóctona que guíe a las masas a la revolución
socialista. Como decía Elena Ódena, la misión de éstos partidos se limita a
ayudar al desarrollo de los partidos leninistas reales de cada territorio a
combatir al revisionismo, y nunca en apoyar a éste último. La labor de un
Partido m-l en conflictos extranjeros no está en sustituir a los leninistas del
determinado territorio en conflicto, sino en apoyar su movimiento ya existente,
y, si no existe, mostrar un apoyo que puede ser no beligerante e intentar
fomentar con su ayuda a que este movimiento aparezca y a influenciarlo con su
ejemplo. Pero querer ayudar a otros sin los deberes hechos en “casa”, es un
error e hipocresía: ¿cómo se va a ilustrar con el ejemplo propio si éste no
existe? Condenamos esa hipocresía como charlatanería
revisionista-doctrinarista. Ódena nos enseñaba que el esfuerzo fundamental debe
partir de los leninistas de cada país, sin ignorar empero los factores
externos:
“El papel de los
factores internos, como elemento decisivo de todo desarrollo y cambio, es una
de las bases y una ley del materialismo dialéctico que ningún
marxista-leninista consecuente puede ni negar, ni poner en tela de juicio. Al
mismo tiempo, esas leyes y reglas generales de la dialéctica materialista
están, a su vez, sujetas y vinculadas, de uno u otro modo, a situaciones y
factores externos particulares que en determinadas circunstancias pueden
desempeñar un papel importante en la evolución o en el desarrollo de los
acontecimientos y de los fenómenos. Por otra parte, considerar a los factores
internos como determinantes de manera general, no significa que se ignoren o
menosprecien los factores externos o que se excluya que, en determinadas
coyunturas, éstos puedan incluso desempeñar un papel […] primordial. El
pretender separar o ignorar absoluta y mecánicamente los factores internos de
los externos, o el contraponerlos, invocando de manera metafísica y doctrinaria
la ley general acerca del papel de los factores internos, significa ignorar una
de las leyes básicas de la dialéctica marxista: la influencia y la repercusión
de los factores esenciales en los secundarios, y el hecho de que, en
determinadas circunstancias, puede modificarse el papel de unos y otros [pero no sus
características, al contrario de lo que opina el revisionismo maoísta – Nota
nuestra].” (Elena Ódena, El papel de los factores internos y
externos en el desarrollo de los Partidos, 1985).
El P.C.T.E. considera
que la contradicción entre socialismo e imperialismo es una contradicción hoy
latente en la capacidad de la clase obrera de cada eslabón de la cadena
imperialista de instaurar la dictadura del proletariado.
FUENTES:
20160708-0031.html http://unctad.org/es/PublicationsLibrary/wir2014_overview_es.pdf http://itemsweb.esade.edu/research/esadegeo/ESInversionChinaEuropa201516.pdf https://actualidad.rt.com/economia/212229-caida-clase-media-eeuu-efecto-america-latina http://www.xe.com/es/currencyconverter/ https://actualidad.rt.com/economia/212108-europa-economia-mundial-brexit https://actualidad.rt.com/actualidad/195588-ranking-ejercitos-mas-poderosos-mundo
LAS HUELGAS GENERALES IMPORTANTES EN EL MUNDO ÚLTIMAMENTE Y LA DEPAUPERACIÓN
La depauperación sigue
creciendo en los países imperialistas tanto como en los países dependientes. La
pequeña burguesía cae en bancarrota y se ve a arrastrada a trabajar como
proletariado dentro de las relaciones de producción capitalistas. La polarización
se desarrolla aún más y el abismo que separa a la clase obrera de la burguesía
se ensancha.
El capitalismo hace
aproximadamente siglo y medio que dio los primeros síntomas que notificaban la
necesidad de cambiar las relaciones de producción capitalistas por las
socialistas. En palabras de Marx:
“Al llegar a una
determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la
sociedad chocan con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es
más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad... Y se
abre así una época de revolución social». Pero «ninguna formación social
desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben
dentro de ella...” (C. Marx, Contribución a la crítica de la Economía Política, 1859).
La muerte del
capitalismo comienza desde la sola existencia del proletariado.
El imperialismo hace de
un mundo abundante un infierno miserable. La producción tiene carácter social
pero su distribución es privada. Por lo cual se puede deducir que la humanidad
trabajadora tiene la capacidad de vivir libre (sin explotación) y con una vida
acomodada. Pero pese a esto, podemos ver como los millones de hombres del mundo
padecen una extensa y variada gama de problemas (v. explotación del hombre por
el hombre, opresión nacional, alienación, guerras, enfermedades, hambre,
epidemias, etc., etc.). Todos los miles de problemas que padece la humanidad
trabajadora, viene de la propiedad privada sobre los medios de producción. Los
partidos comunistas marxistas-leninistas dirigiendo al proletariado deben
cumplir el papel de liberar al ser humano del yugo del capital. No solo existen
las premisas materiales para sustituir las relaciones de producción, sino que
se hacen necesarias e inevitables bajo el imperialismo (etapa superior del
capitalismo).
Hace casi un siglo, fue
organizada la Revolución de Octubre por el glorioso partido bolchevique. Y se
demostró sobre la práctica que el socialismo es el sistema llamado a sustituir
el capitalismo para acabar con las clases sociales y construir el comunismo.
Han ocurrido muchos sucesos hasta el día de hoy. Hoy en día, después de todo
este tiempo los comunistas hemos adquirido un caudal teórico voluminoso que
acrecienta considerablemente la riqueza del tesoro general del
marxismo-leninismo respecto al pasado siglo.
A diferencia de hace un
siglo, actualmente el imperialismo ha concentrado más la riqueza en menos
manos, y ha depauperizado a más humanos. El imperialismo se ha expandido en
zonas donde antes existía una formación socioeconómica pre-capitalista.
Actualmente, a excepción de algunos países agrarios de África, la mayoría de
los países han pasado a ser países estrictamente capitalistas, “civilizados”
[Nota nuestra. En el sentido de la sociedad burguesa desarrollada]. Un
destacable ejemplo es China, que de tener unas fuerzas productivas escasas y
poco desarrolladas se ha convertido en un país imperialista. Hay más millones
de obreros de los que había antes, y el capitalismo como predijo Marx, se ha
expandido por todos los lugares del mundo [Nota nuestra. A excepción de los
países mencionados anteriormente] llevando consigo mismo su “destinado
embarazo”, la revolución proletaria.
El partido
marxista-leninista del Estado español, el P.C.T.E., celebra en el año 2016 su
segundo pleno. Un año que se ubica dentro de la crisis general del capitalismo
que se inició entre los años 2007-2008. Esta crisis no fue origen de una mala
gestión (como distorsionan los revisionistas y socialdemócratas) sino que es el
engredo del capitalismo. Las crisis se producen debido a que los
capitalistas tratan de maximizar las ganancias e intensificar la explotación
mediante invertir mayor capital en tecnología que en el trabajo humano. Con
ello la tasa de ganancia se reduce, producen más para poder obtener mayores
ganancias, pero finalmente, se genera una sobreproducción, o lo que es lo
mismo, las crisis económicas capitalistas. Como podemos ver, las masas
laboriosas bajo el capitalismo sufren de la abundancia de las riquezas que se
extraen y se transforman de la naturaleza. Tal es la paradoja, y el papel del
capitalismo es convertir esta riqueza material que poseemos los trabajadores en
la tierra, en un infierno miserable (para los explotados, obviamente). Las
crisis del capitalismo son parte del sistema y cíclicas, ocurren
periódicamente, y cada vez son más agudas y ahondadas. Pese a los intentos del
estado monopolista, las crisis capitalistas son irreparables. La crisis
económica actual según la definen diversos economistas, historiadores, juristas
y periodistas burgueses es la más fuerte de la historia del capitalismo (por
encima de El Crack de 1919, de la Hiperinflación alemana, etc., etc.). Y este
proceso descrito, culminará con la instauración del fascismo y la revolución
proletaria en el eslabón más débil del imperialismo internacional.
Que esta crisis general
del capitalismo termine en la revolución proletaria mundial es el deber de los
partidos revolucionarios del proletariado, que teniendo en cuenta las leyes por
las que se rige la historia (v. materialismo histórico), deben organizar al
proletariado para la revolución popular en todos los continentes.
“La época de las
revoluciones proletarias acaba de empezar. La aparición del socialismo
representa una necesidad histórica que emana del propio desarrollo objetivo de
la sociedad. Esto es algo inevitable. Las contrarrevoluciones que se han
producido, los obstáculos que salen al paso pueden prolongar por cierto tiempo
la vida al caduco sistema explotador, pero son impotentes para contener el avance
de la sociedad humana hacia su porvenir socialista.” (E. Hoxha,
Eurocomunismo es anticomounismo, 1980)
Todo ésto se manifiesta
en el movimiento espontáneo de la clase obrera, que se potencia en las crisis
capitalistas. Sobre éste movimiento espontáneo, producto de la agudización de
las contradicciones capitalistas que tiene lugar en las crisis cíclicas del
capitalismo, es donde únicamente se puede situar el movimiento concienciador
del Partido de vanguardia marxistaleninista. Mostrar dónde y cómo se están
agudizando las contradicciones capitalistas y la depauperación (es decir, el
paso mediante la ruina de una parte de las otras clases al proletariado, al
trabajo asalariado industrial) es una necesidad para desmentir la falacia de
que el fin del imperialismo (fase superior del capitalismo) no se palpa
diariamente en cada país capitalista.
Las huelgas han sido
constantes, y en algunos casos han rozado la huelga general. En ellas se enseña
a la clase obrera por la misma práctica que los sindicatos amarillos y los
partidos revisionistas intervienen “por parte obrera” en las huelgas para
paliar los efectos negativos para la burguesía que éstas puedan tener. Hasta no
hace mucho, las huelgas en España eran famosas por convocarse los domingos y
los días no laborables. ¡La burguesía temblaba... de risa! Marx nos define por
el contrario lo que la clase obrera toma de las huelgas:
“Las tradeuniones [sindicatos – nota
nuestra] trabajan bien como centros de resistencia contra las
usurpaciones del capital. Fracasan, en algunos casos, por usar poco
inteligentemente su fuerza. Pero, en general, fracasan por limitarse a una
guerra de guerrillas contra los efectos del sistema existente, en vez de
esforzarse, al mismo tiempo, por cambiarlo, en vez de emplear sus fuerzas organizadas
como palanca para la emancipación final de la clase obrera; es decir, para la
abolición definitiva del sistema del trabajo asalariado.” (Karl Marx,
Salario, precio y ganancia, 1869)
A lo que nos referimos
por abolición del trabajo asalariado es a la abolición de tener que trabajar,
por un salario, para un capitalista. Lo que nos proponemos es, mediante la
dictadura del proletariado, acabar con la clase de los capitalistas para que el
trabajo de los obreros sea para ellos mismos y sus organizaciones. De esta
forma, no tendrán que comprarse a sí mismos su fuerza de trabajo (es decir, en
lugar de salario, habría simplemente retribuciones, en función a las
capacidades y trabajo total de cada cuál) y el trabajo asalariado quedaría,
pues, abolido.
La función de los
sindicatos aludida por Marx es tan cierta que la vemos en todos los ejemplos de
conflictos laborales del mundo, especialmente en los más pequeños pero con un
carácter más fuerte en las huelgas generales.
De Europa, a día de hoy,
se destacan las huelgas de trabajadores en Francia, que se expandieron de una
rama de la industria a otra, al sector servicios, etc... y estuvo a punto de
convertirse en una huelga general. Si no lo hizo fue por la presión de las
autoridades francesas en vista a la Eurocopa de fútbol. La huelga se extendió
desde mayo hasta junio y dejó en nuestras retinas valientes enfrentamientos de
los huelguistas con las autoridades, que son la expresión más desgarradora de
la rabia espontánea de la clase obrera y las masas trabajadoras. La necesidad
de un Partido de vanguardia fuerte y hegemónico se hizo patente también (y
especialmente) en ese momento, para transformar las huelgas en huelgas
generales revolucionarias que, en base a las asambleas “soviéticas” propias y
al Frente popular, consigan la movilización de las masas por la revolución
socialista.
En España la huelga
general ha estado cerca, sobre todo por la constante movilización de los
estudiantes, unida a constantes paros en los sectores laborales más diversos.
Si nada de ésto se ha conseguido ha sido por la dominación de partidos
revisionistas que funcionan como tradeuniones en lugar de como Partidos de
vanguardia m-l.
La huelgas han sido este
año extensivas a Argentina, Kuwait, los países asiáticos, etc... y son una de
las muestras más básicas del colapso inminente del imperialismo, o al menos de
las condiciones objetivas para el mismo. Faltan las subjetivas: falta ese Partido
de vangaurdia que defienda sin concesiones ni teóricas ni prácticas a los cinco
clásicos y la aplicación creadora de su pensamiento científico; Marx, Engels,
Lenin, Stalin y Hoxha.
El P.C.T.E. pretende
prepararse para responder a esa necesidad histórica cuanto antes y darles su
merecido con la práctica a los oportunistas que decían que el capitalismo era
“el fin de la historia”. Nada que albergue contradicciones antagónicas como la
que existe entre el trabajo y el capital (de toda nacionalidad) puede perdurar
en el tiempo y en la historia. Esos modos de producción, con toda su
superestructura (ideología social, Estado, etc...), están llamados a
desaparecer. El sepulturero demostrado del modo de producción capitalista es el
proletariado, en el cuál las masas trabajadoras ven un aliado más que activo y
capaz. Los intereses de las masas trabajadoras no liberan al proletariado, pero
los del proletariado sí liberan a las masas trabajadoras. Por eso, cada día,
incluso de forma espontánea, la alianza de ambos se puede palpar en las
condiciones de lucha de clases. Es por esto, además de porque el proletariado
crece en detrimento del resto de clases sociales, por lo que el Partido de
vanguardia debe ser la respuesta de raíz (radical) a las necesidades de los intereses
de clase del proletariado, como vanguardia de las masas trabajadoras. La
historia así nos lo ha mostrado.
EL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO: SUCESOS INTERNOS
Las elecciones de los
EE.UU. continúan y el trágico y desagradable circo le es inherente. La
burguesía imperialista yanqui tiene todos los candidatos asegurados; desde el
Partido Republicano hasta el Partido “Comunista” de los Estados Unidos. Y
aunque sea candidatos, sabemos que el socialismo jamás se logrará establecer
gradualmente a través de reformas dentro del aparato de estado burgués. Esto
indica la necesidad existente de un partido marxista-leninista norteamericano
para transformar la realidad social. Y esta, no es una labor que incumba
exclusivamente a la vanguardia norteamericana. Entendemos que para desarrollar
y solidificar el partido revolucionario del proletariado estadounidense es muy
importante la ayuda que debe brindar su homólogo internacional, su partido
hermano. Ayuda efectiva en el campo ideológico, político, material, propagandístico,
etc., contra sus adversarios políticos. El internacionalismo proletario es de
vital importancia. Y cuando decimos internacionalismo proletario no lo
expresamos cual eslógan. Lo manifestamos como un asunto indispensable para la
Revolución Proletaria Mundial. Por ello mismo, recibiremos siempre muy grata y
felizmente cualquier intento de contacto por parte de cualquier individuo o
grupo revolucionario en Estados Unidos [Nota nuestra. Como en cualquier otra
parte del mundo, obviamente] que trate de edificar el partido comunista en
EE.UU. y quiera estrechar lazos con nosotros.
El “American Dream” es
una manifestación de algo que hay que destruir: el capitalismo. Estados Unidos
es un país donde a parte de la explotación en los centros de trabajo, más del
15 por ciento de la población vive en el umbral de la pobreza, donde gran parte
de la población no tiene acceso a ni siquiera una sanidad mínima, etc., en
definitiva, los trabajadores viven en unas condiciones meramente miserables, y
con este enorme caudal de plusvalía, el imperialismo norteamericano se las
arregla para sacar superganancias en otros países, y con este dineral también,
sobornar a la aristocracia obrera.
Sumándole a esto, la
represión policial prosigue en Estados Unidos (y decimos prosigue porque nunca
dejó de existir) contra los trabajadores de la ciudad y del campo, contra los
revolucionarios y contra las minorías raciales reivindicativas y/o trabajadoras
más bajas y demás elementos que al imperialismo norteamericano le molestan. Los
tiroteos, la represión y todas las demás analogías que se podrían incluir no
son por culpa de las armas, ni de una psicología exclusivamente nacional del
pueblo norteamericano como expresan algunos destacados ignorantes. Las armas
son dañinas para el pueblo según en qué momento y quién las empuñe y contra
quién. Por lo tanto, el P.C.T.E. advierte a los obreros y comunistas
norteamericanos que no caigan en la ceguera pacifista burguesa y pequeño
burguesa, y a su vez, aclara, que las armas tienen doble filo, y que la
“clase oprimida que no
aspirase a aprender el manejo de las armas, a tener armas, esa clase oprimida
sólo conseguiría que se la tratara como a los esclavos.” (Lenin, El
programa militar de la revolución proletaria).
Al mismo tiempo, el
desarrollo del capitalismo lleva implícito una enorme mezcla de nacionalidades
y razas. Esto ya lo destacó Lenin en el pasado siglo, al igual que Stalin. La
multiculturalidad y la diversidad racial y nacional no acarrea ningún daño a no
ser que esta se fermente en una sociedad burguesa. Los ataques racistas (tanto
contra todo tipo de raza o nacionalidad) no son síntoma de la mixtura nacional
y racial, sino efecto del imperialismo y de su alienación. Esta situación es
fácilmente palpable en Estados Unidos. Por ello, el P.C.T.E. protestamos
enérgicamente contra todo tipo de teorías nacionalistas, racistas y
chovinistas, y señalamos, que el único camino para disfrutar de un estado
multinacional y multicultural es el estado socialista soviético. Las teorías
pequeñoburguesas que se manifiestan en el seno del Movimiento Revolucionario
Norteamericano sobre la necesidad de la superioridad de la raza negra o las
teorías que pretenden hacer ver al hombre blanco (sin distinguir si este es
obrero o burgués) como el culpable de la injusta situación de otras etnias
diferentes no son más que teorías que hay que enterrarlas junto al capitalismo,
en el estercolero de la historia. Esas teorías no son más que las mismas
teorías racistas de los imperialistas contra la raza negra, tomando el papel
inverso, pero el mismo contenido racista y desagradable de fondo. Ni aunque
todos los funcionarios sean de raza negra, va a desaparecer el racismo en
EE.UU. Para acabar con el racismo del todo (es decir, también con la
explotación capitalista de los obreros negros) hay que acabar con el
capitalismo.
Y además, a toda esta
pesadilla de los explotados hay que añadir los atentados que está acometiendo
el estado islámico. Que recordemos que desde nuestro primer pleno lo
caracterizamos como un instrumento de la reacción en Oriente Medio y en el
mundo que fue financiado por la Unión Europea como por EE.UU. para luchar
contra su enemigo imperialista, Rusia, que tenían el control del régimen de Al
Assad.
“Al igual que con el
caso de Hitler en la II Guerra Mundial, resultó a largo plazo que conforme más
cebaban al ISIS, ésta se envalentonaba más y actuaba por su propio pie, para
erigirse como potencia explotadora en la zona en detrimento de sus exaliados y
sus enemigos del principio. Y es entonces cuando se desboca y quienes un día
antes les abrazaban, acunaban y armaban, ahora dan la voz de alarma para
aplastar a la “amenaza terrorista”, que, mientras va en interés de su propio
imperialismo, no es tal.” (Ier Pleno Ordinario, MP{M-L}E -hoy PCTE-).
Los atentados del ISIS
se deben en primer lugar a que Estado Unidos, como potencia imperialista,
engendra esos “estados” burgueses, les arma y/o les ataca y les incita a
atentar en su propio país. Y no sólo incitándoles, deja que ocurran los
atentados para así poder tener una excusa para poner su bota otra vez más en
esos países. En una palabra, los atentados son provocados directamente por los
terroristas del ISIS, y más indirectamente, por los propios estados
imperialistas más importantes (en este caso, Europa y EE.UU.). La calamidad
imperialista es tal, que las mismas armas que producen los obreros
norteamericanos, son las mismas que empuña el ISIS para acometer atentados
contra ellos y sus familias. Cabe notificar que estos atentados se producen
diariamente y con consecuencias más desastrosas diariamente en los países que
ponen las botas todas las potencias imperialistas (y Rusia y China no son
menos). Finalmente, la sangre y las lágrimas las terminan poniendo siempre los
pueblos.
Por último, tenemos que
decir que la visita del presidente norteamericano Obama a España se ha
producido con la finalidad de trazar planes concretos con los imperialistas
españoles sobre diversos temas de actualidad (v. la OTAN, los conflictos
interimperialistas en Oriente Medio y Ucrania, etc.). Todavía no se tiene muy
claro el motivo de la confirmación de su visita tras su cancelación en la
víspera; pero los pueblos saben que nada bueno trama. A esta visita iban a
asistir los principales partidos políticos del circo español. Hemos de recalcar
que a visitas como esta, por mucho que los revisionistas y socialdemócratas se
envalentonen en las palabras, estos revisionistas van a buen gusto y en
condición de lacayos útiles del capitalismo. Incluso tomarán nota, para que,
como conducto de la política imperialista que son, sepan aplicar correctamente
una táctica reaccionaria a las circunstancias concretas del Movimiento
Revolucionario Español. Las palabras sobre la patria y su independencia son
nulas si no están vinculadas con un carácter revolucionario socialista. Por
mucho que los revisionistas, socialdemócratas y pequeño burgueses nacionalistas
coqueteen con esta clase de palabras, deben saber que sólo cuando el
proletariado logre conquistar el poder político y económico e instaurar
nuevamente la U.R.S.S., se podrá hablar de una verdadera independencia del
pueblo español, vasco, catalán y gallego. El proletariado español hoy en
día no tiene patria. Su verdadera patria, lejos de cualquier patriotismo
burgués (incluida el republicanismo tan de moda) es la patria socialista
soviética. Su única bandera es la roja y tiene una hoz y martillo dorados. La
patria únicamente la tendrá cuando se establezca la dictadura del proletariado
y servirá como medio para la revolución mundial. La revolución proletaria en
España sólo será socialista y las bases militares yanquis (como los de otro
imperialismo de diferente bandera) y todo su arsenal que tienen en España serán
desmantelados, y, el territorio gibraltareño, que mantienen como posición
estratégica para sus planes militares, tendrá el derecho a la
autodeterminación. Esa es la única patria que defendemos el P.C.T.E.: la
U.R.S.S. (1921-1953) y Albania (1948-1985); el socialismo.
Como se puede comprobar
y como no se han cansado de repetir Marx, Engels, Lenin, Stalin y Hoxha, la
tarea histórica en la que están incumbidos los obreros y comunistas
norteamericanos es gigante y gloriosa al mismo tiempo. Liberar a la humanidad
progresista del imperialismo más feroz y fuerte que existe desde mitad del
pasado siglo hasta ahora. El imperialismo es la antesala de la revolución
socialista, por lo tanto, en Estados Unidos no hay etapas intermedias para
llegar al socialismo (contrariamente a lo que teorizan los revisionistas).
Finalizando esta parte, podemos concluir con las profundas palabras de Engels:
“Una vez Europa esté
reorganizada [Nota nuestra. En un orden socialista], así como América del Norte, eso
dará un impulso tan fuerte y será un ejemplo tan grande, que los países
semicivilizados seguirán ellos mismos nuestra senda; de ello se ocuparán, por
sí solas, las demandas económicas.” (Friedrich Engels, Carta a K.
Kutsky, 12 de noviembre de 1882)
LA ÚLTIMA CUMBRE DE LA OTAN
El 9 de Julio Obama
cerró su última cumbre de la OTAN. Esta última cumbre del presidente Obama
muestra otra vez más como los gobernantes tienen que tratar de hacer malabares
para poder engañar a los pueblos con las palabras más dulces y seudocientíficas
posibles. Pero la realidad siempre es testaruda y radical, es decir, la verdad
siempre es revolucionaria. La burguesía se encuentra en un aprieto: van
surgiendo los primeros destacamentos de comunistas marxistas-leninistas en la
Europa “civilizada” y las masas populares europeas se depauperan y se agitan
cada vez más. En otras palabras, la crisis revolucionaria se sigue agravando en
las metrópolis imperialistas como en los pueblos oprimidos, y ante esto no
tienen nada que hacer: la revolución proletaria mundial es inevitable. Con todo
este varapalo que a la burguesía se le viene encima, las burguesías que
integran la OTAN celebraron esta cumbre e hicieron balance trazando varios
planes en los siguientes asuntos:
• El frente de Europa
Oriental: se anunció que el imperialismo norteamericano desplegará elpróximo
viernes 1.000 soldados estadounidenses en Polonia como base para sus
operaciones contra el imperialismo ruso. La tensión en el frente oriental se
agudiza y los imperialismos planean la guerra a costa de los pueblos. Pero los
comunistas de Europa debemos saber que la importancia de la guerra estriba en
que reúne en un haz todas las contradicciones [Nota nuestra. Las 3
contradicciones inseparables al imperialismo son: la contradicción entre el
trabajo y el capital, la contradicción entre un puñado de potencias
imperialistas y los pueblos oprimidos del mundo y, la última contradicción, son
las contradicciones interimperialistas] y las arroja sobre la balanza,
acelerando y facilitando con ello las batallas revolucionarias del
proletariado. El deber de los comunistas europeos, es, luchar por la paz luchando
a su vez contra la ilusión de que se puede suprimir las guerras bajo el
capitalismo, y en caso de que estalle, transformarla en guerra civil para
derrocar al capitalismo. La guerra es una cuestión que está subordinada a la
cuestión principal de toda revolución: a la cuestión del poder.
• Sobre la paz en Oriente
Medio: Obama explica que el imperialismo yanqui ha desplegado menostropas en
estas zonas, pero que indirectamente, se ha apoyado en los imperialismos
aglutinados en los frentes que forman las “coaliciones”. Y que igualmente, ha
ido sustituyendo sus tropas en estas zonas aumentando el número de tropas de
mercenarios y camarillas locales (y sin contar también con los revisionistas
que la hacen el juego en estas zonas). El resto de tropas “nacionales”
oficiales del estado norteamericano se redistribuirán en los frentes que ellos
vean conveniente. No están retirando tropas, de ninguna manera, están
(repetimos) redistribuyendo las tropas en los distintos frentes que tiene estados
unidos abiertos en el mundo o que pretenden abrir.
• Acerca de la autonomía
del imperialismo británico: Obama junto a Merkel aseguraron que pese alreciente
episodio del Brexit, la Unión Europea y Reino Unido seguirán siendo aliados en
sus coaliciones militares como socios comerciales. Obama a su vez advirtió a
los países imperialistas europeos que traten de no endurecer sus relaciones de
diferente campo (económico, militar, etc.) con el imperialismo británico.
• La situación griega:
finalmente Obama mantuvo un encuentro con el primer ministro griego,Alexis
Tsipras, a quien le correspondió su manera de gestionar los intereses de la
burguesía griega como las “otánicas” en esa zona, y, le alentó a seguir
implementando reformas económicas como las que estaba llevando a cabo.
Finalmente le aseguró el apoyo estadounidense que siempre ha tenido y tendrá su
servil lacayo: Alexis Tsipras.
SOBRE EL FEMINISMO Y LA CUESTIÓN DE LA MUJER
En España los casos de
violencia machista son una constante. Todo ésto ocasiona que exista un fuerte
movimiento feminista. Ahora bien, este movimiento sigue las gradaciones de las
clases en el capitalismo, y tiene en función a ésto determinadas variantes.
Mas todas esas
variantes, para nosotros, no son variantes que se apoyen en el “feminismo de
clase” (entre otras cosas porque dejaría de ser feminismo, es decir, de
incumbir a las mujeres como colectivo para incumbir a una clase social
determinada, en este caso, el proletariado, con unos intereses por encima del
sexo de sus individuos), sino de consideración de la “mujer en general”, por
encima de las clases.
Para el P.C.T.E., la
verdadera salvaguardia de los derechos de la mujer trabajadora es la dictadura del
proletariado, que la mujer proletaria construye junto a su camarada varón, en
base a unos intereses de clase que les son comunes.
Pero a pesar de ésto, la
lucha por la igualación de derechos entre los sexos, lucha democráticoburguesa,
es una lucha que cuenta con una vitalidad nada desdeñable. Y por lo tanto, el
P.C.T.E., mientras no pueda guiar la lucha por la dictadura del proletariado,
la apoyará de buena gana.
La perspectiva cambia
con la organización de la revolución socialista. Este proceso pone de
manifiesto de la forma más palpable que, aún si los derechos entre sexos se
igualasen, la diferencia entre la mujer burguesa y la mujer proletaria seguiría
siendo abismal y antagónica. No se puede decir lo mismo entre la diferencia (en
tanto a la base económica de la existencia) entre la mujer obrera y
trabajadora, y el hombre de su condición. Por lo tanto, es la lucha de clases
la que, con sus últimas consecuencias, en la dictadura del proletariado,
soluciona de la forma más completa el problema de los sexos en el capitalismo.
En el capitalismo,
interesa que haya colectivos cuya fuerza de trabajo se pague por menos dinero.
Estos colectivos pueden ser sexuales, étnicos, etc... Mientras tanto, el
beneficio de la explotación, el capital, no entiende de sexos. Aunque es cierto
que hay más capitalistas varones que mujeres, eso no quiere decir que lo ideal
sea equiparar ambos sexos en tanto a los capitalistas. Esto no sería “empoderar
a las mujeres”, sino sólo a las mujeres burguesas, que ya gozan de la plusvalía
arrebatada a las y los trabajadores. La inmensa mayoría de mujeres, de las
capas populares, ante semejante “solución”, quedarían en la misma situación que
antes. Es decir, el problema fundamental, el de clase, prevalece.
El P.C.T.E. condena la
violación de los derechos de las mujeres en general, pero pone de manifiesto
que lo que de verdad importa y lo único que cuenta con el apoyo insobornable y
absoluto de nuestro Partido es la lucha de clases del proletariado (vanguardia
de las masas trabajadoras) contra la burguesía. Y esto incumbe no una lucha de
sexos, sino de categorías de orden superior.
La lucha de sexos no
libera a las mujeres de la explotación, mientras que la lucha de clases y la
dictadura del proletariado (producto de esta última), al liberar a los sexos de
la explotación del trabajo por el capital, no dejará resquicio alguno para que
las mujeres no puedan obtener (como de hecho se hizo en la U.R.S.S. -1921-1953-
y Albania -1948-1985-) iguales derechos que sus compañeros varones
trabajadores. ¡Los y las burguesas no pueden tener derechos si no es a costa de
la clase obrera y las masas trabajadoras!
El P.C.T.E. además
defiende que la sexualidad es un tema privado, que nada tiene que ver con la
lucha de clases al menos en el sentido de la orientación sexual de cada cuál.
Los demás factores dependen de las condiciones materiales de vida social. Por
esto mismo, el P.C.T.E. considera que el problema fundamental al que todo se
subordina es el problema de clase.
SOBRE LAS ELECCIONES DEL 26-J Y LA “CRISIS DE GOBIERNO” EN ESPAÑA
El problema generado
para los gestores del capital (los partidos políticos burgueses, de “izquierda”
y “derecha”) al no ponerse de acuerdo para formar grupos en el las
instituciones parlamentarias españolas nos demuestra de la forma más cruda cómo
el voto del pueblo no cuenta en el Estado burgués; cómo la última palabra
siempre la tienen los burócratas y el Capital.
Este fenómeno, su
análisis, es extensivo a la crítica que realizamos desde el P.C.T.E. al
parlamentarismo y al reformismo. Nosotros entendemos, con Lenin, que en el
capitalismo la función de gobierno se realiza entre bastidores, es decir, en
los monopolios financieros que deciden sobre el Estado y lo convierten en un
lacayo propio. Por esto, además de porque el parlamentarismo es una institución
divorciada de las grandes masas trabajadoras, nosotros no vemos en éste la
salvación de la clase obrera y las masas trabajadoras.
Los partidos burgueses
hacen todas las triquiñuelas que tienen capacidad de acometer para repartirse
los sillones. Los programas, en este aspecto, son meros espectadores del
oportunismo generalizado. Unos programas, en unos casos abiertamente
capitalistas y en otros velados, pero que a la hora de la verdad se convierten
todos en la bandera “plural” de la dictadura de la burguesía.
Lo más probable en la
crisis política actual de España es, o bien que descalabren todos y se
prostituyan para formar un gobierno, o que nos lleven a terceras elecciones. La
voluntad del pueblo trabajador en España no se va a oír en ningunas de estas
elecciones. Como decía Lenin, éstas son elegir cada cuatro años qué tirano
queremos que nos aplaste como a las masas trabajadoras.
La crisis política en
España demuestra a los trabajadores que quien gobierna es el capital, los
explotadores, pues sin tener un gobierno estable nada cambia para los
trabajadores. Siguen teniendo que sudar la gota gorda por el beneplácito del
capitalista que los exprime desde su butaca.
Desde el P.C.T.E.
consideramos que de los partidos que se presentan a las elecciones ninguno es
una alternativa real al capitalismo. Por lo tanto, indistintamente del
resultado de esta crisis política (que puede de verdad hacer que los
trabajadores pierdan toda fe en el gobierno), consideramos que su única
alternativa es la dictadura del proletariado. Por ahora, nosotros, el partido
que consecuentemente se prepara para luchar por esta de una vez, no somos lo
suficientemente aceptados por las masas trabajadoras ni si cabeza el
proletariado, y tendremos que “aceptar” la opción menos mala, que sería la
intentona de acabar con la ley mordaza, etc... que la “izquierda” burguesa
promete.
De conseguirlo, el
P.C.T.E. asegura que esas medidas de los partidos reformistas serán un “bluf”
que haga esas leyes antipopulares reaparecer a las primeras de cambio de la
agudización de la explotación del trabajo por el capital, que es inevitable y
se agudiza objetivamente en el capitalismo de todo color (sistema basado en la
propiedad privada sobre los medios de producción).
No hay solución total al
problema sin dictadura del proletariado ni socialismo.
SOBRE EL GOLPE DE ESTADO EN BRASIL
Hay que comprender en
torno a este problema que un marxista-leninista, ante los movimientos de lucha
popular no guiados por el socialismo científico, aunque tenga que apoyarlos en
caso democráticoburgués (que es a lo máximo a lo que pueden aspirar) no puede
disfrazarlos de “antiimperialistas”. El capitalismo nunca es anti-imperialista,
sino todo lo contrario. Como mucho, en sus inicios, como en el caso cubano y en
el actual de Rojava, se trata de movimientos de liberación nacional. Pero en
ambos casos se ha luchado abandonando la bandera de la revolución para tomar la
del nacionalismo burgués. Nosotros en nuestro anterior pleno ya habíamos
hablado de que en el caso de Rojava se tendría que haber coaligado esa lucha de
los trabajadores de la zona con la de los trabajadores de los países a los que
pertenece. Como decía Stalin, el nacionalismo sólo aísla la lucha internacional
del proletariado, lucha que puede romper, debido a las desiguales condiciones
del imperialismo, un eslabón de la cadena imperialista u otro, pero rara vez
unos cuantos al unísono.
En torno al caso de
Brasil, más vale encuadrarlo en el ejemplo de países republicanos burgueses que
anduvieron bajo la senda del reformismo populista y el amparo ideológico del
“socialismo” del siglo XXI.
Bajo el engaño
revisionista de que “puede coexistir la dictadura de las clases antagónicas”
(cosa falsa, porque esta dictadura no se basa en la representación de las
clases en el “Estado abstracto” sino en quién detenta el poder económico, y
para que la burguesía siquiera exista, debe de existir con ella su nodriza la
explotación del trabajo asalariado), regímenes que “curiosamente” resultaron
ser apologistas de la explotación del trabajo por el capital se elevaron bajo
el nombre desprestigiado de “revolución”. En realidad quisieron fingir que un
golpe de Estado de una facción de la burguesía era una “revolución”, mas, el
poder de clase siguió intacto igual que su máquina especial para el ejercicio
del mismo.
Brasil y el hasta ahora
gobierno del revisionista “Partido dos Trabalhadores” no nos dejaban de dar la
razón. Desde las notables manifestaciones espontáneas del pueblo ante la
vergonzosa limpieza social (asesinatos de indigentes) que se realizaron con
pretexto del mundial de fútbol del año 2014, hasta el caso de la corrupción del
“ídolo” de ese partido, el revisionista-oportunista L. I. Lula da Silva
(detenido por fraude hace poco), y un largo etcétera.
El caso que nos ocupa
comenzó por la acusación a la presidenta del Gobierno y del P.T., Dilma
Roussef, de que efectivamente violó normas fiscales para su propio benefcio. La
norma estableció que fuese suspendida en un plazo de 180 días, en los cuáles
tomaría las riendas Michel Temer, principal contendiente a las elecciones del
partido “Movimiento Democrático Brasileño”, con el que el “P.T.” se alió para
triunfar en las elecciones. Temer hasta ahora había sido vicepresidente.
El caso es que mientras
su presidencia interina, Temer consiguió (no sin ayuda) que Dilma fuese
destituida de sus funciones para acatarlas él mismo. Tenemos un juego, como en
Venezuela, de competencia entre los partidos influenciados por el imperialismo
chino (el P.T., PSUV, etc...) y por el estadounidense. A pesar de esto, el
imperialismo no entiende de colores e intenta inmiscuirse allá donde puede, de
todas las formas posibles.
Desde el P.C.T.E.
realizamos un llamamiento para que los trabajadores del mundo no se dejen
engañar por el capitalismo teñido de rojo y que se levanten contra su
explotación. Para ello, la creación de Partidos marxistas-leninistas de
vanguardia es totalmente necesaria.
Desde el P.C.T.E.
sabemos que la corrupción es un simple acompañante de la situación privilegiada
del Estado, divorciado de la sociedad (de las masas), en el capitalismo. Violar
las normas políticas del capitalismo o no, sea como sea, tiene como base en
ambos casos la explotación del trabajo por el capital. La atención que los
medios burgueses brindan a la corrupción sólo es un intento de desviar la
atención de los trabajadores de los problemas que más le incumben. Pero esa
estratagema no ha surtido mucho efecto, porque según las encuestas del INE, la
preocupación fundamental de la mayoría de españoles es el paro, que lleva mucho
tiempo sin bajar del 20%, mientras que quienes están empleados han visto cómo
las empresas de trabajo temporal son una realidad absoluta. Ya nadie puede
separar el término “trabajo asalariado” de “trabajo temporal”. ¡Los
capitalistas se frotan las manos de cualquier manera mientras subsista la
propiedad privada sobre los medios de producción! Y en especial la gran
producción de los capitalistas.
Sin capitalismo no hay
corrupción, ni explotación. Las promesas de los partidos burgueses son promesas
hipócritas y vacías, pues pretenden erradicar los males del capitalismo sin
tocar al capitalismo, manteniéndolo igual. No es un problema de “gestión” del
Estado, sino de que éste se haya dominado por la clase social que emerge como
dominante en las relaciones de producción (hoy, la burguesía). Sin
subvertirlas, no hay posibilidad de borrar del mapa el Estado burgués y
sustituirlo por uno de las masas trabajadoras, radicado en sus organizaciones
propias. Y sin ésto, no hay dictadura del proletariado ni socialismo, sin lo
cuál no hay fin para las crisis ni para todos sus problemas subyacentes.
EL VIRAJE DE PODEMOS, DE REVISIONISMO A UN PARTIDO
BURGUÉS TIPO
Las últimas elecciones y
el fracaso de Podemos y su “sorpasso” (debido a una campaña ingenua y ridícula,
la “campaña por la sonrisa”, que demuestra que el panorama político burgués es
un circo) han aclarado al pueblo trabajador que podía tener esperanzas en el
reformismo (que mantiene la situación de explotación de los trabajadores) que
éste ya no es nada diferente de cualquier otro partido burgués que existe.
En unas hipotéticas
terceras elecciones, la ingenuidad del revisionismo de Podemos les causaría un
paso adelante hacia su destrucción. Igual que SYRIZA con Grecia (que nos mostró
una vez más el fracaso del “novedoso” revisionismo que se levanta contra la revolución
del pueblo trabajador), Podemos ha mostrado su verdadero rostro. Pero han sido
mucho más estúpidos y lo han hecho antes de salir elegidos.
El cambio de discurso de
Podemos (desde los términos anticientíficos como “precarieado”, que nada
entienden de relaciones de producción, hasta el servilismo de hoy en día) es un
hecho que nos ilustra este camino de degeneración.
Si Hoxha nos aclaraba
que el revisionismo jrushchovista degeneraba en socialdemocracia, hoy vemos que
la socialdemocracia degenera aún más en un partido abiertamente burgués y
explotador. Las máscaras llevan mucho tiempo raídas y hoy, cualquiera que ve a
los “barones” del PSOE, o al resto de gentuza apologista de la explotación
(apropiación de plusvalía -o el trabajo sobrante respecto al necesario, en la
jornada de trabajo, para que el obrero se “reproduzca” como tal, es decir,
continúe su existencia- por el capitalista), no puede ligarlos más que con los
capitalistas. Ahora, como antes, no tienen ni un programa ni unas intenciones
en favor de los intereses del pueblo trabajador. Pero hoy en día cada vez
fingen con más desgana. Las campañas de las segundas elecciones eran un chiste:
PP: “vota por el cambio”, PSOE: “sí por el cambio”, Podemos: “vamos a
sonreír... por el cambio”, C's: “vota por el cambio”. ¿Qué cambio? ¡El cambio
de manos de quienes disfrutan del trabajo robado impunemente a los obreros! ¡El
cambio de manos de quienes asfixian a las masas trabajadoras! ¡Ese es el único
cambio que el reformismo y el conformismo nos dan a los trabajadores! No hay
cambio sin revolución, pero no hay revolución sin el trabajo previo, con las
masas, en sus organismos, por crear unos que sean capaces de consecuir dicho
movimiento, del Partido marxista-leninista. El P.C.T.E. es el único que
incorpora en su plan de acción semejante tarea y que lo proclama abiertamente.
* * *
Todo ésto se desarrollará mejor en el I Congreso de este verano, en nuestro
próximo programa.
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