viernes, 12 de mayo de 2017

Breve reseña de actualidad sobre el conflicto de la estiba


Cda. R. Moscardó



Hoy día 12 de mayo de 2017 es un buen momento para releer nuestro artículo del pasado 16 de marzo, “Acerca de la huelga estatal de los estibadores de los puertos”. El gobierno nos ha hecho un “favor” involuntario al probar cada una de nuestras palabras de aquél entonces como verdades grandes y vigorosas, a modo de puños.

Y es que las mentiras con que patronal, gobierno y sindicatos amarillos engañaron a los trabajadores ya han agotado su mecha. El asunto vuelve a hallarse al borde de una explosión de lucha de clases que sería providencial en la lucha actual del proletariado en España, dado el carácter altamente estratégico de la estiba.

Sí. Tal y como nos lo estábamos oliendo, el gobierno ha aprobado hoy mismo el decreto de liberalización de la estiba, aquél que se supone que no se iba a aprobar (¿cómo creerse tamaña estupidez?). El diario El País informaba hoy:

El Consejo de Ministros ha aprobado este viernes un nuevo decreto ley para reformar el sector de la estiba, con el que se liberalizará el sector, si sale adelante esta vez. Fomento ha presentado un texto similar al que llevó al Congreso de los Diputados el 16 de marzo, cuando la oposición tumbó la propuesta con la que el Ejecutivo quería cumplir la sentencia que tenía en contra del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).” (El País; “El Gobierno intenta otra vez reformar la estiba y aprueba un nuevo decreto ley”, 12 de mayo de 2017).

Y, ¡qué sorpresa! La “mano invisible” que ha marchado detrás de esto no ha sido otra mas que la de Europa, para gracia de los explotadores “patrios”:

Con esta modificación del sector, que llega tras más 100 días de intensas negociaciones entre Gobierno, sindicatos y patronal, el Gobierno pretende acabar con el conflicto y evitar el pago diario de 27.522 euros al que está obligado por incumplir la normativa comunitaria. El Gobierno espera además para las próximas fechas una segunda resolución del tribunal europeo, con la que la sanción pasaría a ser de 134.107,2 euros al día. Una multa que el Ejecutivo cree que podrá evitar con la nueva reforma, ya que se lo han notificado a la Comisión Europea para saber si con este texto se cumplía con la sentencia: "Nos han confirmado que contiene las medidas necesarias", ha afirmado el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.” (ídem.).

Nosotros ya lo habíamos avisado en nuestro artículo del 16 de abril:

La posición de los sindicatos es totalmente errónea y hostil a la clase trabajadora. Están viendo que la negociación no es posible, y aún así “luchan por ella”. ¡La clase obrera debe hacer valer su auténtica fuerza y al menos forzar con la huelga a frenar las leyes y prácticas antiobreras!

La Coordinadora está haciendo muchas concesiones a los capitalistas, siguiendo la influencia negativa de CCOO, UGT y los partidos burgueses. Se les está presionando para que acepten un Decreto falsamente modificado, sin siquiera la participación del Ministerio de Fomento en la negociación:


En esta línea se emplazan asimismo las instancias europeas, cuyo único fin, recordemos, junto al de los capitalistas españoles, es “dinamizar el sector” de la forma que sabemos: aumentando la plusvalía que nos estrujan. Veamos unas declaraciones que no tienen precio:

La comisaria de Transportes de la Unión Europea, Violeta Bulc, ha solicitado a los partidos políticos españoles que respalden el diálogo social entre los sindicatos de estibadores y la patronal (Anesco) para desatascar el conflicto en los puertos españoles. «Les aliento a dar apoyo a este diálogo» para que la reforma del régimen laboral de la estiba alcance «resultados tangibles» y garantice «la aplicación» del real decreto-ley aprobado hace dos semanas por el Gobierno en Consejo de Ministros y que debe ser convalidado en la Cámara Baja. Bulc, que ha intervenido en la comisión mixta de Fomento y para la Unión Europea que ha tenido lugar en el Congreso de los Diputados, ha recalcado que las «intenciones» que guían el diálogo social, tras una norma con la que el Ejecutivo pretende dar respuesta a una sentencia condenatoria del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, «son buenas» y así espera que «lo sean también sus resultados». En este sentido, la política eslovena mostró su defensa de las medidas adoptadas por la Administración española y urgió a su inmediata aprobación. «La Comisión respalda plenamente el real decreto. Hemos esperado mucho tiempo», indicó e hizo hincapié en que Bruselas confía en que el 24 de marzo (fecha límite para la convalidación parlamentaria) estará aprobado el real decreto en la Cámara Baja. De lo contrario, advirtió, el Ejecutivo comunitario podría intervenir nuevamente. «Tendremos que adoptar medidas ulteriores», zanjó.” (http://www.abc.es/economia/abci-comision-europea-pide-partidos-espanoles-apoyen-dialogo-entre-patronal-y-estibadores-201703071443_noticia.html)

¿No es esto una amenaza? ¡O aceptáis el Decreto que “dinamiza el sector” con el maquillaje puesto, por vuestra cuenta, o bien os lo imponemos como nos venga en gana! ¿Qué medida nos queda para hacer frente a semejante violencia del capital? ¿Buscar un diálogo apoyando su propia posición, o “levantar en armas” los puertos españoles para darles una buena lección de fuerza y de qué clase detenta en sus manos el porvenir? ¡Para nosotros está claro!” (P.C.T.E.; “Acerca de la huelga estatal de los estibadores de los puertos”, 16 de abril de 2017).

Esto sólo se puede calificar de ‘palabras providenciales’. ¡Los hechos nos han vuelto a dar la razón!

Ahora bien, está claro que la jugarreta del gobierno no ha ido a parar a saco roto. No. Los estibadores rápidamente han mostrado su cólera y están volviendo a plantearse el único camino real de lucha por mejoras salariales y de condiciones de trabajo. Efectivamente, nos referimos a la huelga:

Vuelta a las amenazas de paros en los puertos. Los sindicatos censuran que el Gobierno haya aprobado hoy la reforma de la estiba en el Consejo de Ministros sin previo aviso, sin ponerse en contacto con las partes implicadas y sin remitirles el borrador del nuevo real decreto ley. ‘Nos sentimos engañados. Una vez más, se trata de una postura autoritaria y abusiva que no responde al consenso que decían perseguir’, critica la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar en un comunicado. Y advierte de que no les temblará el pulso a la hora de presentar preavisos de huelga si el nuevo texto ‘no garantiza la estabilidad en el empleo para todos los trabajadores’.” (El Confidencial; “Los estibadores amenazan con huelga y critican a fomento por no contar con ellos”, 12 de mayo de 2016).

Y he aquí la misma retahíla de los sindicatos. “Si no llegamos a un acuerdo con quienes es imposible llegar a un acuerdo, iremos a la huelga”. “Si el texto que, según Europa, cumple los requisitos de dinamizar el sector, significando esto precariedad laboral; si ese texto trastoca nuestros derechos, iremos a la huelga”.

En mitad de la tormenta, se dice que “si llueve, iremos a la huelga”. No podemos tropezar dos veces con la misma piedra. La amenaza de huelga no es el método más eficaz; este es la huelga misma, y no su “espíritu”. Y esto ya lo hemos comentado tiempo atrás:

Pero el único objetivo de todos los sindicatos, desde el comienzo del conflicto, era obtener condiciones para una negociación, utilizando el fantasma de una huelga como forma de presión que, de denegarles las condiciones del diálogo, podrían llevar a cabo.

Aquí estaban de acuerdo tanto las patronales como los sindicatos y los partidos políticos burgueses. El acuerdo se podría forzar mediante la propia huelga y no sólo amenazando con ella, ya que de la primera forma la presión a los capitalistas (que incurrirían en pérdidas) sería mayor que mediante la palabra, en una mesa de negociación.

La negociación, en el conflicto sindical, debe ser el resultado de una huelga, pero no su condicionante. Esto es así porque sólo de este modo se podría asegurar una presión suficiente sobre los capitalistas, la patronal, como para que esta cediese a los trabajadores algunas mejoras en su situación como explotados, asalariados, y a su vez presionase al gobierno para rebajar el tono del Decreto Ley.

Sin embargo, ese decreto les interesa mucho como patronal, ya que al reducir el salario y facilitar los despidos proporcionaría mayores beneficios a los capitalistas. De esta manera, si están llamando a la negociación, no es sino para evitar una huelga que los pusiese en un aprieto y situase el estoque de parte de los obreros. Y aquí el oportunismo de los grandes sindicatos, como de los partidos burgueses, como de la misma Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar, se hace notar.

Desde nuestro Partido no podemos sino pedir a esta coordinadora que reanude acciones intrépidas, que movilice las cajas de auxilio que seguramente tienen (o al menos los sindicatos solían tener para permitirse las huelgas de larga duración) y que prepare una huelga que se extienda en el tiempo. Sólo así, con una huelga general de estibadores, la solidaridad del resto de trabajadores del Estado sería aún más fuerte que ahora y el Decreto ley quedaría verdaderamente cuestionado, y los capitalistas presionados.” (P.C.T.E., “Acerca de la huelga estatal de los estibadores de los puertos”, 16 de abril de 2017).

Cabe detenerse brevemente en uno de los aspectos del decreto: la cuestión de las ayudas públicas.

De hecho, la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar sigue firme en su postura inicial: jamás aceptará un texto normativo que no garantice el mantenimiento del 100% del empleo en una normativa con rango de ley, extremo hoy descartado (de nuevo) por De la Serna. Los sindicatos ya rechazaron la propuesta de acuerdo sobre la reforma del sector planteada por el mediador del conflicto, Marcos Peña, pese al sí de Fomento y al 'quizás' de la patronal. Las empresas condicionaron su apoyo a que el Gobierno concretase el marco jurídico y garantizase el desarrollo de sus compromisos en materia de ayudas públicas. De todas formas, la clave para desbloquear la situación es el apoyo de los grupos parlamentarios.” (El Confidencial; ““Los estibadores amenazan con huelga y critican a fomento por no contar con ellos”, 12 de mayo de 2016).

Los marxistas-leninistas debemos tomar en cuenta dos aspectos del problema de las ayudas públicas. Primero, que sería la única garantía de pago a los estibadores. Y segundo (y más importante), que el origen de esas ayudas no está sino en los impuestos; que los vampiros capitalistas de la patronal y el gobierno pretenden la desfachatez de que la clase obrera le pague el salario a la clase obrera. ¿No es obvio por qué las empresas “condicionaron su apoyo a que el Gobierno concretase el marco jurídico y garantizase el desarrollo de sus compromisos en materia de ayudas públicas”?

Y, ¿es que es esto acaso solución alguna? ¡No, ni de broma! Los trabajadores, el proletariado, ya paga suficientes impuestos. Paga una vez por él, sus impuestos reconocidos, directos si se quiere. Paga otra vez por el capitalista, pues el dinero de éste no proviene sino del robo de trabajo que lleva a cabo diariamente, en detrimento de los trabajadores. Como decía Engels:

Examinemos, sin embargo, de qué fondo paga el capital este salario tan justo. Del capital, se entiende. Pero el capital no produce valor. Quitando la tierra, el trabajo es la única fuente de riqueza; el capital no es otra cosa que producto acumulado del trabajo. Por tanto, el trabajo se paga con trabajo, y el obrero es pagado con su propio producto. Según lo que podemos denominar justicia común, el salario del obrero debe corresponder al producto de su trabajo. Pero, según la Economía política, esto no sería justo. Al contrario, el producto del trabajo del obrero se lo queda el capitalista, y el obrero no recibe de él más de lo estrictamente necesario para la vida. Así, como resultado de esta competición tan desusadamente “justa”, el producto del trabajo de quienes trabajan se va acumulando inevitablemente en las manos de quienes no trabajan, convirtiéndose en una potentísima arma para la esclavización de los mismos que lo produjeron.” (Friedrich Engels; “Un salario justo por una jornada justa”, 1881, en “El sistema de trabajo asalariado”, Ed. Progreso, Moscú, 1971).

La sinvergüencería no tiene fin en los capitalistas. Aunque esto lo vamos a ver más claro siguiendo a El Confidencial, en otro artículo:

Las prejubilaciones de unos 1.400 estibadores se pagarán con dinero público. Es la contrapartida que exigen las empresas como requisito para garantizar el empleo de la mayoría de la plantilla actual, y parece que el Gobierno ha recogido el guante. Empleo se ha puesto en contacto con ellas para dejar claro que está dispuesto a asumir la mitad de los 500 millones de euros que costarían dichas bajas, según estimaciones de las propias compañías a las que ha tenido acceso este periódico. Este importe (250 millones o, dicho de otra manera, casi 180.000 euros por cabeza) se sumaría al 'bote' de 350 millones previsto por Puertos del Estado para financiar las indemnizaciones por despido y otros pasivos laborales, en caso de que se produzcan. Las empresas planean quedarse con unos 5.000 estibadores en plantilla; incluso ya han trazado el futuro de otros 1.400 efectivos que, a su juicio, sobrarán cuando las firmas recuperen el control del negocio.” (El Confidencial; “Empleo prepara 180.000 euros por cabeza para prejubilar a 1.400 estibadores”, 14 de marzo de 2017).

A esto le prestamos poca atención en nuestro artículo anterior. Pero, ahora, analicémoslo bien.

Se pretende prejubilar a esos 1.400 estibadores “que sobran” (para el capitalista) con 180.000 euros por cabeza. Un simple cálculo matemático nos permite ver que este finiquito (porque no es otra cosa) acabaría en unos 7.500 euros al mes durante dos años (veinticuatro meses). Y parece que se acaba el problema. “Es mucho dinero”, se nos dirá. Y en efecto, es bastante dinero… que tiene que salir de los bolsillos de la clase obrera.

La medida en cuestión pretende dos cosas:

a) Alienar a los estibadores; es decir, convertirlos en perros serviciales;

b) Enfrentar a los diferentes sectores de la clase obrera y el pueblo trabajador, debilitándolos y reforzando por consiguiente a los explotadores.

Nos reiteramos. ¿Es esto acaso una solución? Nunca podrá serlo, y tiene los días contados, tanto si se lleva a la práctica como si no (que seguramente será lo que pase en cierto modo).

El gobierno y la patronal, es decir, los capitalistas organizados contra los obreros, saben lo importante que es la estiba para el desencadenamiento de una crisis generalizada en la economía española. Saben el poder que tienen en sus manos los estibadores que se organizan para la lucha real. Y por eso los intentan corromper de mala manera: de una forma que va a acabar estallando sí o sí, sea por el lado de los estibadores o por el de los demás trabajadores del país,

No nos queda mas que reiterarnos:

La línea de nuestro Partido es como sigue:

a) Apoyo a una Huelga general de estibadores del Estado para presionar a los capitalistas, propiciándoles pérdidas reales, para que el Decreto se frene lo máximo posible. La huelga es un elemento de presión más fuerte que la negociación con posibilidad de huelga.

b) Exhortación a los demás trabajadores de todo el Estado para manifestarse en apoyo de los estibadores.

c) Necesidad de la organización de los Consejos del Pueblo para crear organismos capaces de arrancarle la política de las manos a los explotadores y corruptos y darle las riendas del Estado a los trabajadores de forma directa, como única condición para que estos Decretazos no se vuelvan ni a repetir.

d) Anulación de las deudas con el extranjero y compromisos con la U.E. desventajosos para los trabajadores.

e) Organizar a los trabajadores para que puedan asaltar los medios de producción y hacerse dueños de ellos, única condición para suprimir la explotación asalariada y la miseria reinantes en España y el mundo.

No en vano nos decía Karl Marx:

Los sindicatos trabajan bien como centros de resistencia contra las usurpaciones del capital. Fracasan, en algunos casos, por usar poco inteligentemente su fuerza. Pero, en general, son deficientes por limitarse a una guerra de guerrillas contra los efectos del sistema existente, en vez de esforzarse, al mismo tiempo, por cambiarlo, en vez de emplear sus fuerzas organizadas como palanca para la emancipación final de la clase obrera; es decir, para la abolición definitiva del sistema de trabajo asalariado” (Karl Marx; Salario, precio y ganancia”, 1865).

Y dicha abolición es imposible sin una revolución comunista, y ésta también, si no organizamos a la clase obrera y al pueblo trabajador fuera de la influencia de aquéllos que piden para los obreros no la emancipación (obra de ellos mismos), sino unas mejores condiciones de explotación, simplemente; nada mas. ¿Qué opinión nos merecería quienes en vez de luchar por sacar al justo de la cárcel pidiesen para él unos barrotes de oro en lugar de acero?

No sabemos hasta qué punto los sindicatos mayoritarios en España, UGT y CCOO, han arrastrado a sindicatos menores y de ramas laborales específicas (como la Coordinadora) a su visión burguesa alejada del objetivo expuesto por Marx: la completa emancipación de la clase obrera. Pero que ese alejamiento es una traición a esta clase obrera, revolucionaria por su misma esencia, y al pueblo, es un hecho. ¡Que no siga teniendo aceptación entre vosotros, trabajadores! ¡Que no os engañen sobre el “consenso” con vuestros explotadores!” (P.C.T.E.; “Acerca de la huelga estatal de los estibadores de los puertos”, 16 de abril de 2017).


¡Por una lucha abierta de los estibadores contra el capital!
¡Abajo el Decretazo!
¡Abajo los partidos burgueses!
¡Que viva la lucha de la clase obrera y el pueblo!

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